domingo, 26 de junio de 2011

Estate


Uda, verano, summer, été... !Qué gozada!
El blog y yo nos vamos de vacaciones. O nos quedamos, pero sin hablar -ni pensar- de política, ni de la crisis, ni de los compañeros de trabajo, ni del precio de la gasolina, ni de nada que suponga esfuerzo... Los próximos días deseo que la decisión más importante sea elegir el sabor del helado y la única cita ineludible, la siesta.
Contra la enfermedad del trabajo, la medicina de la pereza.
Para ir entonándonos, aquí os dejo la viejísima "Sapore di sale" de Gino Paoli, en versión jazz. !Una delicia!

lunes, 13 de junio de 2011

¿Dónde está la Fuente?

Un estadounidense que estudia un máster en Edimburgo ha hecho creer a todos los que leían el blog "A gay girl in Damascus" que era Amina Abdalá, una lesbiana que arriesgaba su vida por contar su día a día en Siria. Desde febrero, ha descrito las relaciones de Amina, su participación en las protestas e incluso su detención. Se llegó a crear un grupo en Facebook, con 15.000 seguidores, para pedir su liberación. Todo era mentira.

Tom MacMaster, que así se llama el embustero, podía haber escrito una novela con el mismo argumento, pero no habría tenido seguidores. El autor del blog está de vacaciones y ahora mismo le viene mal dar explicaciones -quizá esté esperando a conseguir una exclusiva pagada- pero ha pedido, eso sí, disculpas. Cree que no ha hecho nada malo. Admite que se ha inventado a la protagonista pero considera que las situaciones descritas se parecen a la realidad y además, con su engaño quiere llamar la atención sobre la pobre cobertura informativa que se ofrece desde los medios.

Decir que este bloguero me parece un jeta es quedarme corta. Quizá quería poner en evidencia a los periodistas desplazados a Oriente Próximo, pero lo que ha que conseguido es rebajar la credibilidad de la información que flota en Internet. Se ha reído de la buena intención de las personas que se acercaban a su blog, y de los activistas que sí se arriesgan a serlo en el terreno. Y, de paso, ha demostrado que lo de "en la red, todos periodistas" es una falacia. La información sin rigor, sin citar fuentes, sin posibilidad de contraste, no es periodismo, es "otra cosa". Puede ser simple cotilleo, puede ser rumor o ficción... Desinformación, intoxicación... Internet es el patio en el que todos podemos opinar, pero eso no nos hace expertos en nada ¿O alguien piensa que por darle un bisturí a una persona se convierte en cirujano?

La clave siempre está en la fuente. ¿Quién dice qué? ¿Quién es ese quién? ¿Qué intereses tiene en el asunto?

Y la fuente de Anonymous es lo que andan buscando desesperadamente algunos, para secarla. Los venden como los nuevos "terroristas", aunque no nos den ningún miedo. !Qué graciosa la rueda de prensa en la que el policía, tras asegurar que han descabezado la cúpula en España, tiene que recordar que esto no es un juego de chavales sino un delito! Confieso que seguí con entusiasmo las venganzas de Lisbeth Salander en la trilogía de Stieg Larsson y así de memorables me parecen los postulados de Anonymous.

"Nuestro mensaje es simple: no mintáis a la gente, y no tendréis que preocuparos por que vuestras mentiras puedan quedar expuestas. No hagáis negocios corruptos, y no tendréis que preocuparos por que se destape vuestra corrupción. (...)Sabéis que no nos tenéis miedo porque seamos una amenaza para la sociedad. Nos tenéis miedo porque somos una amenaza para el orden jerárquico establecido. (...)"

Enlace para leer íntegro el comunicado de Anonymous a los señores de la OTAN, traducción de Ked Kite.

domingo, 5 de junio de 2011

Una bacteria y algunos cadáveres

Vivimos rodeados de bacterias. Algunas consiguen la fama en base a su peligrosidad. En estos días se habla de la E.coli.

Es evidente que la globalización alimentaria ha favorecido, por el alargamiento de la cadena, el incremento del número de “manos” que manipulan los alimentos. Nos dicen que hay mucho control del etiquetado, mucha trazabilidad, pero después de acusar sin razón a los pepinos, la única recomendación en esta crisis es que cuidemos la higiene.

Es un buen momento para pararnos a pensar en la seguridad alimentaria; que la soberanía de los pueblos también se juega ahí. ¿Qué comemos? ¿Quién lo produce? ¿Dónde? ¿A qué precio? Hay muchos controles sí, pero cuando el viaje es muy largo- y mira que hace kilómetros un pepino de Almeria a Hamburgo- la posibilidad de accidentes aumenta.

Yo sólo compro espárragos navarros. Es como un tic y algunos se me ríen, pero miro siempre en la etiqueta –una letra diminuta- dónde se han cultivado. No los quiero chinos ni peruanos aunque sean más baratos. El consumidor tiene derecho de elección. Es el mantra de nuestra era. Pues bien, elegimos cada vez que compramos. Tomamos partido entre Vía Campesina y la OMC. Entre el slow food y el fast food. Entre colaborar con el sustento del productor cercano o enriquecer a la agroindustria. Yo sólo los compro si son navarros. Que cada uno lo entienda como quiera.

Pero no sólo se habla estos días de muertos por la bacteria. Hay otro tipo de cadáveres que se resisten a dejarse enterrar.

En política el derrotado se queda solo rápidamente. Abandonado por los suyos. Por los que le hacían la ola mientras daba buena sombra. Es comprensible el disgusto. Perder escuece. Pero antes de resultar patéticos, de caer en el esperpento, hay que saber callar.

El -dentro de nada- ex-alcalde de Donostia ha declarado que "la ciudad va a sufrir muchísimo" con la llegada de Bildu. Si gobiernan los que han ganado las plagas bíblicas se van a quedar pequeñas comparado con lo que van a tener que soportar los donostiarras. Todo por no haberle votado a él. Sólo le ha faltado decir que con esos "bárbaros" en Semana Grande no habrá fuegos artificiales.

Es como si al acabar la Liga, un equipo que bajase a Segunda División dijera que eso es el fin del fútbol.

No nos daría ni pena.