domingo, 20 de diciembre de 2020

Nueve meses sin veros sonreír


Para empezar hay que aclarar que estamos bien _ ¿En casa todos bien?_ es la pregunta obligada, _ Sí, sí, de momento, bien_ respuesta que indica que no ha habido contagios o, si ha ocurrido, los daños no han sido irreparables. 

Así que tenemos mucha suerte, porque de las tres cosas de la vieja canción (salud, dinero y amor) mantenemos saldo positivo en todas. Justito, quizá, pero sin números rojos. 

Una vez dicho esto, -los suertudos que somos-, entramos en la zona de la queja, el malestar y el resentimiento contra este tiempo -nueve meses ya- de vida con restricciones, en alerta, del trabajo a casa y de casa al trabajo...

La anormalidad de no relacionarnos, de no tocarnos, de no besarnos, nos ha convertido en seres frágiles y tristes. Afortunados y, sin embargo, taciturnos y temerosos. 

Espero que este año extraño haya servido, al menos, para entender cuánto significamos los unos para los otros. 

Os he echado de menos. Cuidaos y seguid resistiendo. Nos vemos en el 2021. 


viernes, 23 de octubre de 2020

Ellos, nosotras, todos

Ellos, líderes mediocres y feroces, tienen un discurso: hay que aprender a convivir con el virus. Lo que se traduce en: hay que acostumbrarse y aceptar la muerte y el sufrimiento causados por el covid-19. Y nos instan a seguir impulsando la rueda. Que no pare. Es responsabilidad individual no infectarse. Nos dan recomendaciones para luego abroncarnos por no cumplir. "Te lo dije. La culpa es tuya, por ser débil, viejo, pobre...". Selección natural.

Nosotras, personas afectadas y perplejas, sentimos rabia y miedo. Nos creíamos a salvo. Protegidas por un sistema eficaz, que se ha desvelado insuficiente, incapaz, lleno de fallos. Entre la incredulidad y la negación, no acabamos de asumir la realidad: nuestras vidas de caramelo, dulces, brillantes, frágiles, no nos aseguran un mañana. El futuro nunca fue una certeza. Para nadie. 

Todos, parte de esta mierda de sociedad, deberíamos reflexionar sobre la ausencia de ética, exacerbada por el egoísmo al alza, que nos anima a pensar, a creer, a decir que los que sucumben son mayores y enfermos, previamente tocados por otras dolencias. Son los otros, los excedentes. No productivos demandantes de recursos. Ausencias asumibles, mientras no caigan cerca. 

Todas nosotras, personas anónimas, somos la causa de que ellos sean los líderes. Les hemos puesto ahí. Seamos x o y, formamos parte de la ecuación. La incógnita no se despejará sin nuestra participación. !Hagamos algo! Algo que nos humanice, algo que cuando todo pase  -siempre pasa-  los que queden -siempre queda alguien- puedan contar sin avergonzarse. 

Somos mortales. Tenemos final. Pero el cómo y el cuándo importan. Demostremos que importa. Que nos importan. 





domingo, 21 de junio de 2020

Tres meses, el pensamiento mágico y la anormalidad

Vais a permitir que no me emocione con el fin del estado de alarma, pero es que llevo semanas viajando en transporte público, rodeada de personas anónimas, cada vez más, cada vez más cerca... Compartir espacio cerrado, codo con codo, con gente enmascarada me impide sentirme en la normalidad, ni vieja ni nueva. 

¿Lo peor pasó? Bueno, es así en mi calle del mundo, pero esto es como la rotación solar -cuando aquí luce en otro lugar del planeta es de noche (150.000 contagios el jueves)-.  Ahora hablamos más de lo que se puede hacer que de lo que no. Se repiten los llamamientos a la responsabilidad individual y el pensamiento mágico coronafree se extiende por terrazas y comunidades: a nosotros, -supervivientes de la primera ola- no nos puede pasar. Es como creer que si me tapo los ojos los demás no me ven. 

¿Nos han cambiado estos tres meses? Claro que no. Yo soy más yo. Más harta del postureo y del hacer que hacemos. Cada vez más cabreada y más consciente de que lo importante se escapa cuando aceleramos para cumplir con todo. Nos la pasamos corriendo de una obligación a otra. Pararnos tuvo su parte buena. Isaac Rosa lo explica con acierto.

Ahora toca de nuevo acelerar para reactivar la economía. Nos quieren productivos y consumidores, que no ociosos gratuitos. Sal a trabajar, júntate para gastar, pero no socialices gratis que se cae el sistema. Este sistema sostenido por una multitud sin tiempo para nada. Personas a las que no les da la vida. !Qué expresión tan clarificadora y cruel! Si la vida no nos da para vivir, ¿en qué la estamos gastando?

Pero no nos pongamos demasiado reflexivos que hemos salido de esta y es domingo. Toca ser discretamente felices. Cada cual como elija o pueda. Por ejemplo, escuchando en bucle, una y otra vez, versiones de una misma bellísima melodía. Keith Jarret My Song



jueves, 14 de mayo de 2020

Desconfinamiento: LA CONFUSIÓN

El gran error de la comunicación gubernamental en este momento de salida de la madriguera es no explicar crudamente la realidad.

Dulcifican el mensaje, para intentar agradar supongo, y acaba pasando que nos enredamos en si las franjas horarias son buenas o malas para nuestros intereses personales, si la mascarilla es más o recomendable y/o soportable, que si las terrazas, que si las fiestas patronales...

Todo se simplificaría si dijeran alto y claro cuál es la diferencia entre ahora y hace dos meses.

Repasemos: el virus es el mismo - igual de contagioso y desconocido-, tratamiento no tenemos; vacuna, tampoco. Lo distinto es que gracias al confinamiento se ha reducido de manera considerable la velocidad de contagio y, en caso de enfermar, tendremos una cama en el hospital. O sea, hemos superado la fase de colapso del sistema sanitario.

Eso es todo. Igualmente podemos enfermar, pero, al ser menos, nos pueden cuidar mejor.

La tan anhelada normalidad es una ilusión. El riesgo no ha bajado. Si suben los contagios volveremos a la casilla de inicio.

A no ser que queramos aceptar como normal al COVID-19, sus cifras diarias de mortalidad y una asistencia sanitaria selectiva, atendiendo a las personas según criterios de productividad.

Algunas voces ya han perdido la vergüenza y lo declaran sin pudor: que se mueran los viejos. Y si la cifra final resulta poco estética, dejamos de contarlos.

Ellos hablan, y el resto ¿cuándo pasaremos de aplaudir a reivindicar?

domingo, 3 de mayo de 2020

Confinamiento día 50: NI SÍ NI NO


Durante estas cincuenta jornadas especiales, he tenido días pesimistas y días optimistas, pero en ninguno de ellos he creído que fuéramos a salir de esta emergencia siendo mejores.

No quiero ser aguafiestas; me gustaría creer que las situaciones dramáticas sacan lo bueno de la gente, pero confundir los deseos con la realidad no es un buen punto de partida para ningún análisis. ¿En que se basan los que dicen que vamos a salir cambiados? ¿Los aplausos van a conseguir mejores condiciones laborales para el personal de la Sanidad? ¿El cierre de la hostelería va a cambiar la relación alcohol-ocio? ¿La mortalidad en las residencias de mayores va a poner en cuestión el modelo actual de cuidado?

!Ojalá fuera tan sencillo! Los cambios hay que provocarlos, y me temo que la mayoría de la sociedad quiere volver a lo de antes.

Un virus puede enfermarnos, incluso matarnos, pero no nos transforma. Después de esto, seguirá habiendo quien colabore y quien se dedique a fastidiar. Quien solo piense en sí mismo y quien ayude a la colectividad.

No conocemos el camino de salida; avanzamos entre la incertidumbre.

!Pero siempre nos quedará París!


sábado, 2 de mayo de 2020

Confinamiento día 49: LA PRIMERA CAMINATA



Hoy es un día importante. El primero en el que podemos caminar sin motivo, solo por placer. He deambulado tanto por el kilómetro permitido que mañana tendré agujetas... Pero volveré a salir. Solo porque puedo.

Me ha parecido que había mucha gente. Sobre todo para lo temprano que era. Igual, antes de esto también estaban, pero la costumbre no me permitía verlos. Ahora siento la presencia de los otros como un riesgo. Hay una barrera sicológica entre los demás y yo. Cuando pienso que mi última reunión familiar no virtual se remonta al 7 de marzo...

Espero recuperar la costumbre de relacionarme. Pero el reparo ante el contagio no se me va a pasar fácilmente. He recordado una frase que leí en algún lugar: la cebra corre ante el león y no es cobardía, es apego a la vida. Yo tengo mucho de cebra.

jueves, 23 de abril de 2020

Confinamiento día 40: EL MIEDO

!Quién lo iba a decir! Han pasado 40 días y tengo más miedo que al principio.

Es un temor distinto. Más sutil, más escondido, más domesticado, pero real. Miro mal a las personas que se me acercan en el súper, me cabrean los que se saltan el encierro, y me producen urticaria los telediarios.

Estoy más vulnerable que al inicio de la cuarentena. ¿Será una consecuencia de la reclusión? A falta de relaciones sociales, me siento más cómoda y segura en la soledad de mi casa que en las calles vacías. Me va a costar salir.

Entiendo que los italianos empapelaran balcones y paredes con "Andrà tutto bene" (todo irá bien). Yo también necesito un mantra que ilumine y tranquilice mi mente.











miércoles, 15 de abril de 2020

Confinamiento día 32: LA ESPERA

Esta sensación de estar esperando algo que no llega...

O si llega, como la primavera, no poderlo disfrutar...

lunes, 13 de abril de 2020

Confinamiento día 30: PRIVILEGIADOS Y QUEJICAS

Estoy molesta con la gente que solo piensa en si misma, Y son muchos.

Hay un toque elitista insoportable en lo de quejarse compartiendo fotos desde la terraza soleada. Si tienes una habitación propia en una casa amplia, confortable y con vistas, !cállate! Que las crisis no son iguales para todos. El tener y el no tener marcan, siempre, la diferencia.

Si  tienes la suerte de poder teletrabajar, acuérdate de los que hoy se reincorporan, porque la patronal así lo ha decidido. Si tienes el sueldo asegurado, a pesar de los pesares, aún con más motivo tienes que estar agradecido. Y callado.

Si estás en casa, sano y con posibilidad de aburrirte eres un privilegiado. !Deja ya de intentar dar pena!

Qué decir de los  jubilados que se la pasan pensando en cómo hacer trampa para salir de casa. !Puro egoísmo! !Hasta el moño me tienen!

Menos aplausos a las ocho y más conciencia. !Leñe!

jueves, 9 de abril de 2020

Confinamiento día 26: CREATIVIDAD GENEROSA


¿Cuántas veces habéis pensado en estos días de reclusión lo bonito que sería saber tocar un instrumento? Yo, un montón. Cuerda, viento o percusión. Lo que sea, pero que entretenga y haga compañía. Si no fuera porque en una limpieza de trastero tiré la flauta de EGB estaría practicando la canción de cuna de Brahms, que todavía me acuerdo de las notas.

Me llegan mensajes por redes sociales contrastando lo mucho que se valora la música para mantener el equilibro mental y la serenidad, y lo maltratada que está en el sistema educativo. Es justo así. Una "maría" en el currículum. Si tienes interés te lo tienes que cultivar por tu cuenta. La escuela no te ayuda.

Pero no solo en la educación, en la sociedad, en general, a la música no se le da el lugar que debería tener. En las crisis es más evidente. Se cierran auditorios, se suspenden conciertos, se paraliza la actividad musical y no se habla de la precariedad de los artistas. Sin bolos no tienen ingresos.

A los que nos deleitan con su talento y su creatividad, (gracias a que recorren un arduo camino de aprendizaje y práctica diarios) solo les otorgamos el reconocimiento del aplauso.

Están bien los aplausos. Pero no sirven para pagar facturas.

Nos dan más de lo que reciben.

domingo, 5 de abril de 2020

Confinamiento día 22: LA FICCIÓN COMO REFUGIO



De verdad os digo que intento seguir los consejos bienintencionados que me llegan por distintas vías para mantener el ánimo alegre. Eso de que hay que ponerse rutinas, mimarse con pequeñas cosas, cuidar las relaciones... Pero es que no me funciona.

He llegado a vestirme de domingo (con un vestido azul que me queda estupendamente y unas medias muy chulas), echarme perfume, ponerme pendientes... para hacer videoconferencias, en las que nos proponemos hablar de cosas positivas, solamente. Pero no cuaja.

Mi cabeza vuelve una y otra vez al estado de alarma. No le puedo pedir que esté normal en la excepción. No me hace caso. Va por libre.

Me reprimo para no ver los telediarios, porque a más información más me altero. Hasta ahora, no era consciente de lo mucho que me chupo los dedos, me restriego los ojos, me llevo la mano a la nariz...¿Cuántas veces me toco la cara en un día?

Solo una cosa me consuela y me evade de la realidad: las películas. Frente a la pantalla siento una agradable sensación de control. Puedo elegir entre drama o comedia. Blanco y negro, o color. Versión original o doblada. Identificarme con la protagonista o con la narradora.

Hoy me he pedido ser Meryl Streep en Memorias de África. Y mientras Robert Redford me lava el pelo, -en esa escena tan erótica y memorable que podría ver en bucle sin cansarme-, estoy feliz.






sábado, 4 de abril de 2020

Confinamiento día 21: LO ESENCIAL

Tres semanas y la inquietud no me abandona. Diría que crece con el aislamiento. Sentir que "otros" toman decisiones íntimas por mí me rebela. Me explico: estoy cumpliendo con lo que se pide, pero reniego de la sumisión que conlleva. La responsabilidad y la disciplina, necesarias para frenar la curva de contagios, no están reñidas con la crítica.

Es más, diría que nos están robando un debate sobre lo que es esencial. Urge hablar de ello. No podemos permitir que nos impongan una esencialidad tramposa. Resulta que es imprescindible mantener máquinas y factorías abiertas, aún arriesgando la salud, porque el mercado no se para y hay que tener en cuenta a la competencia. Sin embargo, está prohibido acompañar a las personas amadas en su enfermedad y su agonía.

A los que tienen la desgracia de pillar el virus y los hospitalizan el protocolo ordena dejarlos solos, -rodeados de profesionales que a su labor sanitaria tienen que sumar la de improvisar videoconferencias con familiares angustiados e impotentes-. Debemos ir a trabajar, pero no se nos permite despedirnos de los nuestros. ¿Por qué aceptamos esa crueldad?

Tiene que haber otra manera. La hay. Seguro que la hay. Pero para encontrarla hay que definir lo esencial.

La Cruz Roja Internacional nació tras la cruenta batalla de Solferino. El suizo Henry Dunant vio en primera persona como los heridos se desangraban y los mutilados gritaban de dolor sin asistencia. Morían por millares, abandonados a su suerte por ausencia de medios. Por falta de previsión. Quizá porque hasta entonces la asistencia humanitaria a las víctimas de las guerras no se consideraba esencial. ¿Qué eran los soldados sino carne de cañón?

Tenemos derecho a la salud. Tenemos derecho a dar y recibir amor. Es un derecho esencial del ser humano. Que no nos lo arrebaten.



lunes, 30 de marzo de 2020

Confinamiento día 16: LA SOLEDAD DE LOS ENFERMOS




Pensar en la soledad de los enfermos me entristece profundamente. A los dolores y el malestar de la enfermedad se suma el no poder relacionarse, no estar acompañados por la gente cercana. Por los que cuentan en sus vidas.

Que los sanitarios están haciendo lo que pueden y más. Lo sé. Y todos los aplausos son pocos para agradecer su entrega, pero una de las enseñanzas que habría que sacar, para futuras emergencias, es que el acompañamiento y el duelo son esenciales. Y el sistema de salud debería tenerlos en cuenta.

viernes, 27 de marzo de 2020

Confinamiento día 13: AGÁRRAME DE LA MANO

Hoy, 17 cadenas de radio que emiten en euskara han querido mandar un mensaje de ánimo a sus audiencias. Por sus ondas se ha escuchado la misma canción, en un mismo momento, (las 11 de la mañana). Han querido recordar que en esta situación de alarma la radio sigue ofreciendo compañía, entretenimiento e información. Tan necesarias en momentos de reclusión y soledad.  
 "Hel nazazu eskutik". KEN ZAZPI 
Naizena izenik ez du behar biluztean,
Nire oskolak zatikan zure aurrean erortzean,
Birsortzeko hil behar den zubi honen hasieran begiratu beharrean,
Ikusi nazazu, ikusi nazazu.
Zugabetasuna, hozten naute arnastean,
Desio eta beharrak, nola elurra urtzean,
Ihes bideek berriro, leku berera ekartzean,
Bakardade sakonenak, nire pausua izutzean,
Hel nazazu eskutik, hau buka bitartean,
Hel nazazu eskutik, hau buka bitartean.
Hel nazazu eskutik, hau buka bitartean, hel nazazu eskutik.
Ez biktima ez errudinik,
Ez epaile ez barkamenik,
Ez dut nahi zuri biderik,
Ez arrazoi zentzudunik,
Ez erorketa librean besoetan salbatzerik,
Maite zaitut bat bakarrik, maite


jueves, 26 de marzo de 2020

Confinamiento día 12: LA BELLEZA




La belleza ayuda. No es un aspecto secundario en nuestra vida. Nos guste o no reconocerlo, la belleza es un bálsamo y su ausencia resta.

¿En qué modo puedo encontrar hoy algún resquicio para la belleza?

miércoles, 25 de marzo de 2020

Confinamiento día 11: BESOS APLAZADOS



Quizá solo hayan sido once días, pero !son tantos ya los besos aplazados!

No poder tocar, abrazar y festejar con la gente a la que quieres es una limitación muy grande. No es una queja, solo una constatación.

Estamos inventado nuevas formas de relacionarnos. Juego al parchís por skype con mi sobrino. Grabo cuentos para que los escuche en la cama. Hablo, mucho, con mis hermanas y amigas. Desgasto el móvil mandando mensajes...Intentamos mantener la normalidad.

Pero, de pronto, una ambulancia se para en el portal de enfrente. Bajan en camilla a un señor que no conozco. Las mascarillas. Los vecinos en los balcones. Se lo llevan con las luces encendidas. Y me echo a llorar como una niña. 




martes, 24 de marzo de 2020

Confinamiento día 10: ¿QUIÉN MANDA AQUÍ?





Leo que el vicegobernador de Texas ha dicho que los abuelos de los Estados Unidos están dispuestos a morir de coronavirus para salvar la economía y me sangran los ojos. Hoy mi estado de ánimo es como una montaña rusa, sube y baja por pronunciadas pendientes. !Cuántas barbaridades más tendremos que escuchar en esta crisis!

Vale que debemos ser responsables y solidarios, y que tenemos que aceptar que nuestra actitud es parte de la solución, pero no perdamos la perspectiva, por favor. Estamos obligados a limitar nuestra movilidad. Eso no incluye renunciar a la libertad de pensamiento. Hay que abrir el foco. No renunciemos a la capacidad de crítica.

Disfrutemos de la libertad creadora reinvindicada por Astor Piazzolla, el gran compositor argentino: Libertango.



lunes, 23 de marzo de 2020

Confinamiento día 9: El DESEO DE CADA DÍA



Salud. Eso es lo que nos deseamos unos a otros en estos días. No pedimos nada excepcional. Solo pensamos en no enfermar. Lo que incluye mantener la mente juiciosa.

Uno de los peligros del encierro es obsesionarnos con la información. Querer saberlo todo y en todo momento no es saludable. Se publica mucho sobre el coronavirus. Y hay que sumar lo que comentamos y rebotamos a través de las redes sociales. Un avalancha de sobreinformación. Lo que  nos lleva a estar pensando en lo mismo todo el tiempo.

Si lo que nos llega no es verdadero, ni necesario; si no nos ayuda en nuestro quehacer cotidiano; si nos satura y somos incapaces de extraer consecuencias que nos hagan reflexionar en positivo... ¿no convendría echar el freno?

A mí me encanta leer periódicos -en papel y online-; soy consumidora compulsiva de informativos y me lo paso pipa buscando vídeos en internet, pero con este asunto de la emergencia sanitaria me he impuesto un límite (como con las patatas fritas). Abro una ventana horaria -unos 40-60 minutos al día- en la que me hago un recorrido por la actualidad. Luego, cierro. Y si me pillo a mí misma hablando o pensando sobre el tema me pongo a bailar, hago sentadillas o echo un euro en mi hucha-tetera. Se trata de parar el rulo de la preocupación y ponerse a otra cosa.

Bailar y las sentadillas me sientan bien, y con el dinero que ahorre me voy a ir de escapada en cuanto se acabe la reclusión.


domingo, 22 de marzo de 2020

Confinamiento "flexible" día 8: DÍA A DÍA, PASO A PASO




¿Habéis leído Momo, de Michel Ende? Es un libro precioso.  Os traigo un fragmento de la película en la que Beppo el barrendero explica a Momo cómo hay que afrontar un trabajo, una labor, una vivencia, sin agobiarse.

Cuando estás ante una calle terriblemente larga, te parece que nunca podrás acabarla. Por eso no hay que pensar en toda la calle de una vez, sino en el siguiente paso. Solo en el siguiente. Nada más que en el siguiente. Y así, paso a paso, barrida a barrida, se llega hasta el final.

La misma idea, pero contada de diferente manera, la utiliza Peter Bregman en su libro "18 minutos". Un estudiante tiene que dibujar unas láminas de pájaros, pero, aunque ha tenido un plazo largo para realizar el trabajo, lo ha dejado para el último momento y está al borde de las lágrimas, frente a al papel, inmovilizado por la inmensidad de la labor. Su padre, le consuela y le dice que solo hay una manera de vencer el reto: "Pájaro a pájaro".

Estamos al inicio de una carrera de fondo. Aún no sabemos a cuántos días está la meta. Pero la única manera de salir de esto sin perder la salud mental es hacer caso a Beppo. Hay que concentrarse en el momento, en el presente. Sin perder el aliento.




sábado, 21 de marzo de 2020

Confinamiento "flexible" día 7: EL VECINDARIO IMPORTA



Y tú ¿qué tipo de persona en cuarentena eres? ¿Ordenas y reordenas armarios? ¿Te da por comer? ¿Caminas únicamente del ordenador a la tele o te has montado un gimnasio en la cocina?

A mí me tienta la repostería. Es un dulce consuelo, pero las consecuencias de tanto azúcar no son apetecibles. En fin, que en esta reclusión obligada nos descubrimos en facetas que ni imaginábamos.

Yo estoy cogiendo manía a unos de mis vecinos. Le chifla el bricolaje. Lo sabíamos, porque ha sido así desde siempre. Su casa es la que más obras y cambios ha tenido de todo el bloque. Ahora está limando los barrotes del balcón, para después pintarlos, supongo. Desde las 7 de la mañana. Dos horas ya, ruido va y ruido viene. Nos tiene a todos despiertos. Y cabreados.


viernes, 20 de marzo de 2020

Confinamiento "flexible" día 6: INFECTADAS CON NOMBRE PROPIO




Si algo te toca de cerca, la valoración cambia drásticamente. Eso es lo que empieza a ocurrir. Las personas que dan positivo, las que enferman, las que mueren.. tienen nombre, edad y profesión. Son nuestros vecinos, el familiar de un amigo, la cuñada de una hermana...

Mientras la emergencia es ambigua te puedes quedar mirando. Otros lo arreglarán. Nos escondíamos tras el "a mí no me va a pasar". Nos intentaban anestesiar con el desalmado consuelo de que solo era grave "para los viejos" (como si su vida fuera menos valiosa que la del resto...). Pero el espejismo se ha acabado.

jueves, 19 de marzo de 2020

Confinamiento "flexible" día 5: ALGUNAS PREGUNTAS PERTINENTES

El calendario marca que hoy es festivo, pero no se nota. Igual que ayer, pasaremos el día recluidos, quizá con el ánimo más flojo, -porque hemos dormido mal o porque añoramos ver el mar-.

Los habitantes de pisos con balcones nos parecen gente con suerte, y los que viven en adosados con jardín, unos privilegiados. Pero todos, cada uno con lo nuestro, estamos obligados a llevar esta situación impuesta como mejor podamos.

Conviene recordar cómo hemos llegado hasta aquí. Tener presente el objetivo de esta situación excepcional es una gimnasia de mantenimiento mental necesaria. Se trata de que el sistema sanitario público no colapse. Porque ha quedado de manifiesto que cuando el cuadro se complica y hay que recurrir a la hospitalización no hay sitio para todos.

Es un  buen momento para cuestionarnos si lo nuestro es tan bueno como nos han contado y/o hemos querido creer. ¿Qué sistema sanitario tenemos que un virus lo pone patas arriba? ¿Cuántas camas hay en la UCI? ¿Cuántas serían deseables según el tipo de población actual? ¿A cuántas enfermeras/os, médicas/os por persona tocamos? ¿Cuánto dinero se destina al sistema de salud? ¿En qué se gasta?


Everything  i wanted. Billie Eilish.




miércoles, 18 de marzo de 2020

Confinamiento "flexible" día 4: EL APLAUSO DE HOY, PARA LOS Y LAS INFORMÁTICAS

Con las manos resecas de tanto gel desinfectante, quiero mandar mi aplauso más sentido a los y las informáticas. Servicio mínimo imprescindible en estos tiempos digitales, virtuales y en la nube. Valéis un montón; mucho más de lo que os pagan. Biba zuek!

Más que en la nube, se diría que algunos dirigentes -los que nos mandan, para entendernos- han estado en la luna de Valencia. Tanto dossier de prensa mañanero, tanto asesor de comunicación, tanto briefing y think tank, y no se han enterado de la que nos llegaba. Ahora resulta que no hay mascarillas, no hay geles, no hay pruebas para todo sospechoso, ahora cierran, luego abren ...

Se han hecho muchos chistes con el espécimen acumulador de papel higiénico y legumbres..., mejor nos iría si los del coche oficial hubieran sido más previsores. Ya sé que generalizar no es bueno. Pero no me negaréis que sentís lo mismo que yo: el tren nos está pasando por encima mientras deciden si bajan la barrera.

Es víspera de fiesta, no nos amarguemos. Una canción optimista.

martes, 17 de marzo de 2020

Confinamiento "flexible" día 3: !HAY QUE MOVERSE, GENTE!

Hoy voy a ser breve. El sedentarismo mata. Más despacio y con menos escándalo que el COVID 19, pero nos fulmina. Si ya de normal nos movemos poco, ahora que nos recluyen vamos a batir nuestro récord. Así que hay escuchemos al cuerpo: las piernas piden andar; el culo no quiere estar siempre aplastado a la silla; los hombros gritan para que los tengamos en cuenta..

Normalmente estamos sordos a sus requerimientos. Este es el momento de querernos y mimarnos. Y de cambiar de hábitos. Si queréis más información esta página la tiene: M de movimiento.

Hay que intentar salir de esto mejor de lo que entramos. En todos los sentidos. Las excusas no valen. Un paquete de arroz en cada mano sirve igual que unas mancuernas. Y la falta de espacio no es problema. Mirad lo que se mueve Cassandra Fox, en el salón de su casa y en solo 7 minutos...




lunes, 16 de marzo de 2020

Confinamiento "flexible" día 2: EL TELETRABAJO ES UN CUENTO

Hoy, lunes laborable, vamos a comprobar hasta que punto teletrabajar es una fantasía para miles y miles de personas. Los vehículos particulares tomarán las carreteras y a los mismos a los que ayer se les exigía quedarse en casa se les obligará a acudir al puesto de trabajo, !Es la economía, amigo! La salud es lo primero, pero no para todos.

Vivimos en una ilusión.  La normalidad para unos es un deseo inalcanzable para la mayoría. Esta situación excepcional deja en evidencia que en nuestro día y día hay clases. Clases sociales, de las de toda la vida. Para empezar, no todas las personas tienen una casa en la que confinarse.

Pero no nos pongamos tiquismiquis. Hay albergues municipales. Aceptemos que en esta situación todo quisqui tiene donde cobijarse. Vamos a centrarnos en la población activa. Algunas personas podrán trabajar desde casa, seguro que sí, y es estupendo, pero hay una larga lista de oficios y tareas que no se realizan por Internet.

Sabemos que las vacas no se ordeñan solas, ni las verduras se teletransportan a la tienda. Para llenar la despensa dependemos del primer sector -nunca suficientemente valorado- , de transportistas y reponedoras; de cajeras -¿cuántas interacciones puede llegar a tener una cajera en su jornada laboral?- Las limpiadoras, con su discreta e imprescindible labor, no pueden quedarse en casa sin que se note. Así que para alimentarse y mantener la higiene lo digital no nos vale.

Pongamos la vista en una gran empresa: la oficina se puede trasladar, pero la cadena de montaje no. No quiero aburriros, haced vuestras propias listas. Esta es una buena ocasión para reflexionar sobre la diferencia entre valor y precio. Quizá, seguramente, los imprescindibles no son los mejor pagados. ¿Cuánto cobra un/a influencer? ¿Y un/a tertuliana del cotilleo?







domingo, 15 de marzo de 2020

Confinamiento "flexible", día 1: PASEANDO LA BARRA DE PAN

Frente a mi ventana hay un solar: un espacio amplio de hierba que el Ayuntamiento acondiciona como aparcamiento en verano. Son bastantes metros. El edificio contiguo queda lo suficientemente distante como para poder tomar el sol en el balcón sin sentir que te miran. La campa tiene una  entrada para vehículos, cerrada durante ocho meses al año. Hay acera por los cuatro lados. Es un espacio vacío y limpio que hoy ha empezado a ser apreciado por un inusual tipo de persona: el paseante de pan.

Las medidas de confinamiento permiten sacar un rato al perro, pero no a las criaturas -sorprendente-; puedes ir a por tabaco, a la peluquería a hacerte unas mechas, y a trabajar, por supuesto, (debe ser que los centros de producción se contemplan como oasis asépticos ); pero no puedes darte una vuelta por ahí sin más motivo que la falta de aire. Así que las personas ansiosas se están inventando excusas y truquitos para no parecer unos insolidarios irresponsables. Algunos de mis vecinos han empezado a pasear con una barra de pan en la mano. Se dan unas vueltas por el solar, pisan la acera; de nuevo la hierba y, así durante una media hora. Con el pan como salvoconducto.

Los veo deambular en este domingo de entrenamiento -las restricciones deberían notarse más a partir de mañana - y pienso que lo van a pasar muy mal. Va a ser la suya una dura lucha entre el yo y el nosotros. Entre el individualismo y el bien común. Porque, claro, qué tiene de malo que yo -solo yo- me vaya a la playa o al monte... Nada, si no fuera porque otros muchos "yos" piensan lo mismo y se van a mover igual, al mismo sitio. Está pasando.

La flexibilidad no va a funcionar. Es una engañifa. Como la leche semidesnatada y los yogures con sabor a fruta. El virus se propaga veloz. Las muertes se han duplicado desde ayer en el Estado. Áraba supera las tasas de incidencia de Wuhan. No somos mejores ni más fuertes que los italianos. No hemos escuchado lo que nos dicen. !Qué desasosiego!