A. llega a casa del trabajo y recoloca en la cuerda la ropa que su marido ha tendido antes -una pinza aquí, otra allá- refunfuñando porque él lo hace siempre mal. "¿No se seca igual?" "Sí, pero no vas a comparar..."
J. tiene un niño de corta edad al que no ve despierto por las mañanas. Es el padre quien lo levanta, le prepara el desayuno y le ayuda a vestirse con la ropa que J. deja decidida la víspera. "Es que él le pone cualquier cosa" "¿El niño pasa frío?" "No, pero le da lo mismo que el jersey sea de cuadros y el pantalón de rayas".
M. es la única hija de cuatro hermanos. Su madre pasa de los 80 años y sólo quiere estar con ella. No se encuentra cómoda con los hijos; no la cuidan tan bien, están a sus cosas. Así que M. está resignada a no disponer nunca de tiempo propio. "Sólo echo de menos no haber tenido alguna hermana".
I. es madre primeriza de un bebé inquieto y llorón. Se despierta tanta veces por las noches que ya no recuerda la última vez que soñó. No le da tiempo, literalmente. Mientras, el padre de la criatura duerme a pierna suelta. "¿Cómo puedes dormir tan tranquilo? ¿Es que no le oyes?" "Bueno, yo confío en que tú te vas a despertar primero. Como tienes el sueño más ligero..."
8 de marzo. Publicidad de Emakunde: "¿Te imaginas que pasaría si las mujeres cuidadoras hicieran huelga?" Nada. No pasaría nada. Ellos saben cocinar y limpiar. Saben cuidar y cuidarse. Y si no saben pueden aprender.
Aunque quizá lo que pasaría es que si se hicieran cargo del cuidado lo convertirían en trabajo remunerado. Y estaría bien pagado.
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