martes, 10 de agosto de 2010

Un récord absurdo

Con las neuronas de agosto -que no tienen el mismo funcionamiento que en diciembre o marzo ya que toda yo soy muy sensible a los cambios de estación-, leo que un señor ha fallecido al intentar ser el que más tiempo aguantara metido en una sauna. Los comentarios repiten lo absurdo de una pasión así, que lleva al aficionado a la tragedia.

No sé. A mí no me gustan las saunas, así que nunca me pillarían en una competición de ese tipo. Y sí, también me sale decir que es una soberana estupidez. Pero no sé qué pensarán los finlandeses de la gente que corre delante de un toro bravo, por propia iniciativa y como pasatiempo. ¡Tantas tradiciones son absurdas a los ojos de los ajenos a la cultura que las sustenta! Por aquí no comemos insectos, y nos da mucho asco ver que otros lo hacen, pero comemos caracoles. ¡Y morcilla!

Esta noticia no habría sido tal si el participante no muere en el intento. Se publica todos los años, desde la década de los 50, un libro completo de acciones parecidas. Está rebosante de nombres de personas que buscan ser los primeros o los mejores en algo. Acabo de leer una sobre ingestión de sables. Parece ser que ostentar el récord al mayor número de sables tragados a la vez es especialmente difícil ya que los aspirantes corren el riesgo de perforarse el esófago si los sables se desvían o «hacen tijera». Nunca habría pensado que a nadie se le ocurriera competir por ese título. Pues bien, hay un australiano Matt Henshaw que tragó 14 sables a la vez el 6 de abril de 2000, en Fremantle (Perth, Australia) y su compatriota Chayne “Spacecowboy” Hultgren le desbancó al tragar 17 espadas de una sola vez en Calder Park (Melbourne, Australia), el 28 de marzo de 2008.

Es la muerte la que nos empuja a decir que esto es una imbecilidad. Así que damos por hecho que hay muertes más deseables que otras, o con más prestigio, o con más sentido. Algunas personas mueren mientras se miden en hazañas más heroicas, con montañas de 8.000 metros por ejemplo, y otros, conduciendo subidos de alcohol. Siempre buscando sus límites. Como el sudoroso candidato a campeón de resistencia al vapor.

2 comentarios:

  1. A mí me gusta la sauna, con medida claro. Lo de los toros, como que no. Y los sables, nada; lo más cercano, el cuchillo para el chuletón.

    Aunque sobre límites y bobadas, qué me dices del balconing (que hasta tiene sitio web

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  2. Eso sí que es morirse por nada. En Sanfermines se tiran de la fuente. Y hay que tener ganas de venir desde Australia para saltar desde una fuente... !Hay gente pa to!

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