martes, 31 de agosto de 2010

El verano más corto

Mi verano más corto siempre es el último. Justo ese que acabo de disfrutar. Y es que cada período vacacional se me hace más breve que el anterior. Será que cada vez los aprovecho mejor.

Así es como nos pasamos aquí los meses de verano: aprovechando. Sólo hay que fijarse en las conversaciones de la calle para comprobar que es un verbo que se conjuga sin cesar. "Aprovecha, aprovecha" nos aconsejamos unos a otros. Hay que aprovechar para ir a la playa cuando luce el sol -porque no ocurre todos los días-, y para echar la siesta cuando llueve -la mejor manera de esperar a que escampe-, y aprovechar para comer con los amigos y para darse una vuelta por las fiestas del pueblo -que sólo son una vez al año-.

El cambio de ritmo -a más lento- me hace sentir que el tiempo libre del verano es más ligero y, aunque cunde, se me escapa enseguida. Despedirme del ocio veraniego implica una pérdida de libertad que cada vez me gusta menos. Para mí, el verdadero lujo son los días sin reloj.

Como resistirse no sirve de mucho habrá que adaptarse cuanto antes al retorno del bullicio obligatorio y aprovechar septiembre para cambiar de agenda e iniciar algunos proyectos. Yo, en eso, son estudiante eterna: empiezo lo nuevo con el otoño.

Este año el verano ha sido especialmente corto para los universitarios. Bolonia nos pone a todos a trabajar a primeros de septiembre. Sobre la nueva reforma educativa circula un vídeo con una explicación sin rodeos ofrecida por un decano de la universidad de Vigo. Afirma que es un gran timo. Como una reconversión del sector naval encubierta sumada a una inflación de los títulos.

4 comentarios:

  1. Pues venga, Kanene, a ponerle pilas al reloj (o a darle cuerda, si eres más de la vieja escuela). Ah, y a poner el despertador :-(

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  2. El despertador es lo peor de lo peor.

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  3. Acabo de descubrir tu blog, me encanta cómo te describes y estoy muy de acuerdo en que el tiempo verdadero es el tiempo sin reloj TIEMPO SIN TIEMPO, lo llama Benedetti y lo dice así:

    Preciso tiempo necesito ese tiempo
    que otros dejan abandonado
    porque les sobra o ya no saben
    qué hacer con él
    tiempo
    en blanco
    en rojo
    en verde
    hasta en castaño oscuro
    no me importa el color
    cándido tiempo
    que yo no puedo abrir
    y cerrar
    como una puerta

    tiempo para mirar un árbol un farol
    para andar por el filo del descanso
    para pensar qué bien hoy es invierno
    para morir un poco
    y nacer enseguida
    y para darme cuenta
    y para darme cuerda
    preciso tiempo el necesario para
    chapotear unas horas en la vida
    y para investigar por qué estoy triste
    y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo

    tiempo para esconderme
    en el canto de un gallo
    y para reaparecer
    en un relincho
    y para estar al día
    para estar a la noche
    tiempo sin recato y sin reloj

    vale decir preciso
    o sea necesito
    digamos me hace falta
    tiempo sin tiempo.

    (Mario Benedetti)

    Un abrazo, Montse

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  4. Benedetti es de mis preferidos. Muchas gracias y bienvenida a mi rincón secreto. Si tuviera más tiempo sin tiempo escribiría más. Un abrazo.

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