domingo, 7 de febrero de 2010

No salen las cuentas

Trabajar cansa. Además de ocupar demasiado tiempo, cansa. El que ha probado lo sabe. Y más si piensas en todos los días trabajados, uno tras otro, como una continuidad. Los contratos laborales te marcan horarios y ratos de ocio, el periodo de comida, la entrada y la salida, si puedes o no echar la siesta…

Un día de fiesta es aquel del que puedes disponer a tu antojo. El resto están decididos. Es así hasta hacerse viejo. A partir de cierta edad, ves gente que cuenta los años, los meses, que les faltan para jubilarse. Están cansados y sueñan con cobrar sin tener que fichar. Un logro de la sociedad del bienestar.

Acaba de abrirse el debate que dará a la derecha el próximo gobierno. Los dirigentes políticos nos lanzan un interrogante: ¿Cómo vamos a asegurar el bienestar en una sociedad donde los viejos viven demasiados años? Con una esperanza de vida tan alta, cobran las pensiones durante más tiempo y encima sus gastados motores necesitan muchas reparaciones y cuidados. ¿A cuánto sale un enfermo crónico de 80 años? Los que piensan en estas cosas no nos lo dicen así de crudo porque suena feo, pero tienen hecho el cálculo.

El sistema necesita que los “no productivos”, los pensionistas, se mueran antes o cobren menos. Si se consiguen las dos cosas al mismo tiempo, más ahorro. De ahí viene lo de querer alargar el trabajo obligatorio hasta los 67. De momento. Si insistimos en vivir más tendrán que tomar otras medidas. Porque, de seguir así, de no hacer nada, el sistema no lo soportaría. Sin embargo, sí que soporta las elevadas tasas de paro juvenil. ¡Vaya panorama! A los 65 trabajando para dar la paga al hijo desempleado de 32.

¿Quién es el sistema? ¿Para qué quién trabaja? ¿A quién beneficia? ¿De qué lado están los que tanto lo defienden? También podríamos legalizar la esclavitud para una parte de la población. Seguro que así salen más fácil las cuentas.

Hay quien va a comprar un sujetador y si sus pechos no le dan para llenar una talla cien se pone implantes. Alteran el cuerpo para que se adapte al traje. Cuando lo saludable es hacerlo al revés.

Digo yo que si el sistema no nos vale, habrá que cambiarlo respetando el cuerpo social. ¿Por qué, para empezar, no implantamos un sistema con topes por arriba? Si hay un sueldo mínimo interprofesional ¿por qué no un sueldo máximo? Que si la pasta no llega la saquen de otro sitio. Se podría, por ejemplo, cobrar más impuestos a los que tienen mucho, mucho, demasiado.

Va a ser el debate de los próximos meses. Van a intentar convencernos de la inmovilidad de la esencia del sistema. Hay que estar preparados. Para empezar, aconsejo consultar en un diccionario el significado de las palabras socialista y obrero.

1 comentario:

  1. MUY, PERO QUE MUY MUY LARGO...

    Va a ser tan largo, que veremos desfilar a gente... ¿rodar cabezas? las de los pobres obreros, los otros con sus 7 años ya tienen una jubilación asegurada que para sí la quisiera el de AJUSTE DE CUENTAS...

    En fin... necesitamos una ¿huelga general para esto?

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