domingo, 29 de marzo de 2015

8 minutos

Si cualquiera de nosotros fuera consciente de que solamente ocho minutos le separan de la muerte ¿qué haría? Gritar, rezar, llorar, nada... Se habla mucho -demasiado, quizá- del copiloto del avión estrellado, el pasado martes, en los Alpes franceses. Es tan estremecedor e incomprensible lo que ocurrió... En el periodismo debería haber un límite ético. Un "ya está, no vamos a darles más espacio a los detalles que sólo alimentan el morbo".

En nuestra sociedad actual cada vez nos cuesta más aceptar la fatalidad como motivo. Buscamos de manera desesperada razones, responsables, culpables en quien descargar la insoportable idea de que la muerte siempre está al acecho. Se puede retrasar -felizmente cada vez la alejamos más en el tiempo - pero nadie puede evitarla. Es humano buscar razones, si bien habría que aceptar que los porqués definitivos de ésta y tantas otras cosas nunca los sabremos.


martes, 17 de marzo de 2015

Incertidumbres y certezas (I)


La angustia del parado que desconoce si encontrará trabajo, el temor del enfermo a la espera de diagnóstico, la duda del enamorado que no sabe si será correspondido... son situaciones de incertidumbre que desgastan. Quien las ha conocido lo sabe. Los humanos ansiamos la certeza. Queremos algo seguro a lo que agarrarnos, una verdad que nos sujete.

Cuando murió mi padre, con 77 años, mi sobrino, un niño de 5, -aficionado a los números- preparó una lista con las nombres de sus allegados (madre, padre, hermana, tíos...) y la edad de cada uno. Tras analizarla, le dijo a su madre que podían estar tranquilos, había muchos números entre esas cifras y el 77. Quedaba mucho hasta la muerte. Encontró su certeza y se quedó satisfecho.

Personales o sociales, las incertidumbres hacen daño y hay que aprender a gestionarlas. Me da que la comunicación política juega con esas dos ideas (incertidumbre y certeza) para llevarnos al huerto. Aunque vayamos de racionales, votamos con las tripas. Sólo hay que leer el famoso discurso de Obama en el acto de celebración de su victoria electoral (Chicago 04/11/2008) para entender que la emotiva historia de Ann Nixon Cooper, con la que finaliza el relato, tiene el objetivo de conmover y llegar al corazón.

Seguiremos.

Che sarà della mia vita, chi lo sa...

domingo, 15 de marzo de 2015

Me han regalado un Moleskine

El viernes me regalaron un Moleskine. La libreta de culto de Bruce Charles Chatwin, el escritor que puso fin a su contrato laboral con un telegrama: "Me he ido a la Patagonia". Hermosa manera de cambiar de vida.

En invierno los días son cortos y las noches largas. Yo la oscuridad y el frío los combato durmiendo. El cuerpo me pide hibernar. Pero no puedo, así que quito energía de donde no debo y como resultado las obligaciones se comen el tiempo de mis devociones. No hago otra cosa que trabajar y recuperar fondo para seguir trabajando.

Sé que no se puede abandonar por tres meses a los lectores y esperar que sigan ahí, pero he vuelto. Tengo un Moleskine, una clara invitación a seguir escribiendo. Llega la primavera. El letargo se acaba.