lunes, 20 de agosto de 2012

La alegría de vivir


Hoy es mi cumpleaños y me han regalado una declaración de amor.

No diré quién para no molestar –es una persona tímida-, pero sí cómo: de manera clara y sin vergüenza. Me ha escrito que me quería, que se siente dichosa por compartir tiempo y espacio conmigo, y que piensa que tiene mucha suerte.

Hoy celebro que nací hace unos cuantos años –pocos, teniendo en cuenta todos los que tengo intención de vivir- y he despertado con la constatación de lo que siempre he sabido: el cariño es el latido que nos mantiene vivos, -aún en los malos momentos, cuando parece que todo falta-, es el verdadero aliento del alma.

Los vascos tenemos fama de ser secos, contenidos, poco expresivos con los afectos. Son estereotipos, ya sé, pero algo de cierto hay. Deberíamos cambiar; aprender de otros que son más efusivos. No digo yo que haya que andar repartiendo abrazos a desconocidos, ni haciendo demostraciones de júbilo por cualquier cosa. No hablo de pasarse a las lisonjas melosas, pero si convendría soltarse un poco un pelo. Entender claramente que el amor que no se expresa se pierde. ¿De qué sirve querer si no se demuestra?

Soy una mujer afortunada. Hoy me han ofrecido motivos para sentir intensamente la alegría de vivir. Y me gustaría compartirla. Que os llegue un poco de esta voglia di vivere, joie de vivre, joy of living, bizipoza que me inunda.

No conozco mejor regalo.


(J. me pide que aclare que no ha sido él el de la declaración. No vayan a pensar sus conocidos que es un blandengue sentimental. Dicho queda).





sábado, 18 de agosto de 2012

Amigos, amantes o nada



Friends, lovers or nothing. John Mayer.

domingo, 12 de agosto de 2012

Mi postura favorita


Esta foto es, para mí, una representación de la felicidad. Los pies en alto, la compañía de una buena novela y las olas como música de fondo. Mejor si hace calor. Las vacaciones son para vivir sin reloj, pero la pereza ralentiza, aleja la realidad. Se diría que todo el mundo está bien. Y no.

En medio de este aturdimiento dos sucesos me conmueven: la perfección de las gimnastas olímpicas (Kanayeva me deja sin aliento) y el discurso del alcalde de Marinaleda, Sánchez Gordillo, explicando cómo los sindicalistas andaluces se llevaron alimentos del supermercado para comedores sociales. Tiene toda la razón cuando dice que "Los gatos, sean del color que sean, comen ratones, y nosotros somos ratones".

Son ya cinco años del inicio de la crisis financiera y parecemos anestesiados. Preocupados sí que estamos, cabreados incluso, pero un poco perdidos. No viene mal que nos despierten del sopor con un humilde carro de la compra. Lección de marketing directo para políticos. Menos hablar de deudas, bancos, primas de riesgo y mercados invisibles; la clave está en el carrito. Al final, todo se reduce a lo básico: nos organizamos para que todo el mundo pueda comer o nos conformamos con que algunos pasen hambre.