sábado, 20 de marzo de 2010

Cada vez nos conformamos con menos

Se lo escucho decir a Enric González en la entrevista que quería adjuntar pero el programa no me deja (se puede ver en http://www.youtube.com/watch?v=Bi3ZruAgEPQ) y hago mía la frase. Es verdad.

El poder de la masa reduce la exigencia. El “entre todos” se utiliza para diluir cualquier cosa, como si unos no fueran siempre más responsables que otros. Esta es la tendencia actual: todos opinando sobre todo. Cuanto menos se sepa del tema, mejor. La tertulia mal entendida. ¿Qué es Belén Esteban sino la vulgaridad elevada a líder de opinión? Tener méritos es un desmérito. No es que todas las opiniones valgan igual es que parece que valen más las menos facultadas. Es una trampa.

Me cuentan un ejemplo. Un equipo de trabajo dedica semanas a elaborar un plan estratégico -el tema da igual- , discusiones, reflexiones, un canto a la transversalidad, hasta lograr el consenso. Paren un texto. En la última sesión, la de la corrección definitiva, se incorpora un nuevo miembro. El recién llegado no sabe nada del asunto ni del proceso. Es ajeno. “Una visión sin prejuicios” dice el jefe (a veces, al conocimiento algunos lo llaman prejuicio). Se le requiere opinión, qué entiende, qué le disgusta… Suelta lo que puede, lo que se le va ocurriendo. El jefe, hábil manipulador, utiliza las afirmaciones que le convienen para acabar modelando el discurso consensuado según sus preferencias. El argumento: el nuevo -el ignorante- tiene una visión más limpia.

Nos hacen creer que participamos pero o damos la opinión que le gusta al poder o nos explusan a los márgenes. Sólo hay que escuchar las noticias.

Un grupo de hombres extranjeros, de vacaciones, entra a un supermercado el mismo día que un tiroteo en un paraje cercano deja un policía muerto. Sospechosos. Sus rostros en todos los telediarios. Incluso se les reparten nombres y cargos. El fomento de la delación lleva a esas cosas. A alguien le pareció, el siguiente se lo creyó y el tercero envió la orden de búsqueda y captura. ¡Como ese sea el rigor que usan para todo!

También nos hablan de Roldán, el cargo político farsante que robó a manos llenas. Va en autobús en el que será su último recorrido de la cárcel a la ciudad. Lleva haciéndolo cinco años. Desde que le concedieron el régimen de semilibertad. Pero la de hoy es la definitiva. Dormirá en casa de sus padres. Intenta hacernos creer que no tiene dónde caerse muerto. Sin embargo, fuentes de la investigación le adjudican un piso en París y una villa en las Antillas, además de millones de euros en paraísos fiscales. Nada se ha podido hacer para recuperar el dinero. Todavía le veremos en un programa de telebasura reclamando para sí el salario social. Y será líder de audiencia.

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