domingo, 27 de septiembre de 2009

Sábanas al sol




Me gustaría saber qué es lo primero que os sugiere esta foto. Algunos ven alegría y bullicio. Vida. Yo veo falta de espacio. Necesidad de expansión.

Los pobres tienen su vida expuesta a la mirada ajena. Hay mucho reporterismo fácil sobre la miseria. Los ricos no cuelgan sus trapos al sol; secan en zonas privadas o en máquinas al efecto, se esconden del ojo público. Sabemos de la vida en la calle, pero no de lo que pasa en los salones.

La intimidad así, al sol, queda muy fotogénica y para explicarla recurrimos a los tópicos porque de los pobres creemos saberlo todo. De los ricos no sabemos nada.

!Anda que no se reirán de nuestras frases hechas para el consuelo popular! Decimos que el dinero no da la felicidad pero ¿De cuánto dinero hablamos? ¿Del necesario para tener una red de saneamiento en condiciones, por ejemplo? ¿Del suficiente para pagar un piso de 60 m2 en propiedad?

Una aristócrata alemana residente en Marbella y asidua a salir en la prensa rosa declaró en una ocasión que los ricos deben existir para que los pobres tengan con qué soñar. Lo leí y no se me olvida.

La primera vez que visité Versalles -era yo muy joven- me llevé tal impresión que aquella noche tuve un sueño con la guillotina y cabezas reales rodantes. Me pareció poco castigo. Yo les habría puesto a trabajar sin sueldo en labores fatigosas: limpiando suelos, lavando ropa, cargando fardos... Durante toda la eternidad.

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