viernes, 14 de mayo de 2010

Todo el mundo está majara

O la majara soy yo. Y por eso sufro un estado continuo de indignación.

Es como vivir en un juego del monopoli, a lo grande. Quien maneja el capital va comprando calles y poniendo casitas, y cobrando. Cuanto más tiene más cobra. Cobra a las fichas por todo: por pasar, por quedarse, porque sale tarjeta roja, porque suben los suministros, porque le da la gana..., que para eso es el dueño y marca las reglas.

Por encima de esos que se creen importantes están los otros, los dueños de los dueños. No necesitan levantar edificios, ni tirar los dados. Son directamente los amos del dinero. Manejan los billetes de colores en una estratosfera inalcanzable, lejos de la tierra y la economía reales. Mientras, las fichitas siguen entretenidas en competir entre ellas parar dar vueltas al tablero, a ver quién corre más. El sistema funciona. Todo va bien.

La avaricia desmesurada emborracha el optimismo hasta que llega la resaca. Puf! Crisis financiera mundial. Agujeros negros que se comen fortunas y amenazan la vida como la conocemos -eso nos cuentan- . Entonces, todos los avariciosos resacosos miran hacia el dinero público. El de todos, el de nadie. Hay que salvar a los bancos. O eso o la hecatombe. A cambio, prometen repensar el capitalismo.

Eso fue hace unos meses. Ahora -dicen- estamos en otro escenario. Los Estados están endeudados, necesitan con urgencia créditos y ayudas de organismos supranacionales. Al chantaje lo llaman rescate -eso en Grecia, aquí ni siquiera le ponen nombre-.

Ya no hay tiempo para reflexionar. Tenemos que creernos que la crisis es culpa de todos. Porque todos somos unos ladrones, unos especuladores, unos tramposos pecadores. Ahora toca sacrificarse, ser austeros, renunciar, resignarse. O eso, o el sistema se hunde...

¿Y qué hacen las fichitas? Pelearse entre ellas: que si las verdes tienen demasiada suerte porque no pueden ser despedidas, que si las azules han llegado las últimas y se creen iguales que las otras, que si las rojas...¿Dónde están las rojas?

!Qué carajo de sistema estamos sosteniendo! ¿Es qué nadie se va a cuestionar quién manda aquí? Veo a los brujos de la tribu reírse a carcajadas mientras nos hacen bailar al son de los tambores.

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