miércoles, 13 de julio de 2011

Cuando el coro de esclavos toma la palabra...

Esta entrada va de música, de emoción, de catarsis colectiva. Y de reivindicación y de política. Todo junto. Y el resultado es bello. Con la medida que, especialmente, los italianos saben dar a la belleza. Ocurrió en Roma. El día 12 de marzo de este año.

Se festejaba el 150 aniversario de la unificación de Italia y se representaba, en el Teatro de la Ópera, Nabucco, de Giuseppe Verdi. El director era el maestro Riccardo Muti.

Entre los asistentes estaban Silvio Berlusconi, el jefe del Gobierno italiano, y también el alcalde de Roma, Gianni Alemanno. Según cuentan los medios periodísticos, al inicio del acto, el alcalde –que curiosamente es del partido que gobierna y recorta, pero de esas trampas oratorias hablaremos otro día- había subido al escenario para pronunciar un discurso denunciando los recortes al presupuesto de Cultura. (Un 30% menos en los últimos cinco años. El fondo para el mundo del espectáculo se ha reducido a casi la mitad en un año, con los consiguientes cierres, despidos…). Las movilizaciones de protesta contra esos recortes habían comenzado ya en noviembre del 2010, con huelgas en teatros, cines y galerías de arte, manifestaciones y conciertos de protesta.

Hay que recordar también lo que Nabucco significa para los italianos. Tiene su carga política. Verdi la escribió cuando parte del país estaba bajo el imperio de los Habsburgo, contra el que tuvieron que combatir para crear la Italia unificada, y el canto del coro –esclavos oprimidos en Babilonia- evoca esa búsqueda de libertad.

Nos situamos en ese contexto. La representación va genial. El público, muy entregado. Y llega el famoso coro. El “Va' pensiero”. Los esclavos que se lamentan: “Oh patria mía, tan bella y perdida”. Desde el gallinero empiezan a arrojar folletos y la gente enfervorizada grita “Viva Italia” y “Viva Verdi”. Y con sus aplausos solicitan un bis del coro. Pero Muti no es dado a los bises. No le gustan las interrupciones. Sin embargo, toma la palabra, se dirige al público, y ocurre lo que se ve en este vídeo. No sabemos si Berlusconi cantaba o se tapaba los oídos. Once días más tarde, el 23 de marzo, dimitía el ministro de Cultura, Sandro Bondi.


(Traducción de las palabras de Muti: “Sí, estoy de acuerdo con esto:“Larga vida a Italia”. Pero… Ya no tengo 30 años y ya he vivido mi vida. Recorrí mucho mundo y hoy siento vergüenza de lo que sucede en mi país. Así que si accedo a vuestra petición de un “bis” para el “Va' Pensiero” no es por una cuestión patriótica, sino porque esta noche, mientras dirigía al coro y les escuchaba cantar “Ay mi país, bello y perdido”, pensé que si seguimos así vamos a matar la cultura sobre la cual se construyó la historia de Italia. Y en tal caso, nuestra patria, estaría en verdad “bella y perdida”.
Y como estamos en un clima muy italiano, y a menudo Muti le ha hablado a los sordos... Quisiera... Hagamos una excepción. Estamos en nuestra casa, ¿no? En el teatro de la capital. El coro lo ha cantado magníficamente, la orquesta ha acompañado muy bien... Si quieren, les propongo unirse a nosotros para que cantemos todos juntos.”¡Pero todos a un mismo tiempo!”)

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