jueves, 28 de julio de 2011

Desde la parte buena del mundo

Llevo días quejándome por el exceso de lluvia y nubes. Tanta humedad me saca musgo en el ánimo. Lo tengo todo verde y constipado. Aunque en esta parte del año lo que me tocaba era lucir un humor bronceado y lleno de energía. En consecuencia, como demasiado chocolate.

O sol o chocolate. Mis necesidades no son nada sofisticadas.

Andaba yo en estas banalidades, propias de la gente sin problemas graves -y que dure- cuando un extremista fundamentalista noruego se lió a matar adolescentes, dejando a la vieja Europa y a sus habitantes horrorizados.

El autor de la masacre ha confesado no sentirse ni un poquito culpable. Se planteó la matanza como una operación de marketing para su ideario ultra. Y le ha funcionado porque además del sufrimiento y de dejarnos a todos sin aliento ya se habla de lo que él quería. Me maravilla y me admira la actitud del pueblo noruego. El primer ministro declara que la solución es más democracia. Nada de pedir la pena de muerte o llamar a la guerra contra el terror.

Pero no deberíamos cerrar el asunto en falso diciendo que el tío está loco. La ultraderecha consigue cada vez más votos, o sea más seguidores, en Europa. El Partido del Progreso noruego, los Auténticos Finlandeses, los Demócratas de Suecia, el Partido Popular Danés. Todos nórdicos. Miembros de las sociedades del bienestar. Modelo de gentes educadas y tolerantes que no arreglan sus problemas a garrotazos. Y ¿por qué tienen éxito esos idearios contrarios a la inmigración, al multiculturalismo? La extrema derecha también es importante en los Países Bajos y en Austria. Le Pen está aquí al lado y su cotización sube entre los franceses.

Vivimos en la cara buena del mundo. No somos víctimas, como los africanos, del terrorismo más atroz nunca inventado: el hambre. Podemos preocuparnos de la falta de horas de sol mientras saboreamos una onza de chocolate. Deberíamos pararnos a buscar las causas de ese odio que la extrema derecha manipula tan bien. No vayamos a creernos que estamos inmunizados.

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