lunes, 8 de agosto de 2011

Los mercados no son Dios

El periódico Gara ha ofrecido una entrevista muy interesante con Susan George, presidenta de la red mundial de investigadores Transnational Institute (TNI). Dice cosas que no se escuchan en los telediarios y que conviene no olvidar. Destaco dos.

Una: La causa de la actual crisis de la deuda europea es que los gobiernos han asumido las deudas de bancos privados, que estallaron con la crisis financiera. Banca privada, es decir que tiene dueño, personas con nombres, apellidos, caras y un objetivo: enriquecerse a costa de lo que sea.

Las voces oficiales andan dando la barrila con que si hemos gastado más de lo que teníamos, que si hay muchas autonomías y demasiados funcionarios. Que somos unos irresponsables y no sabemos de economía doméstica. Son persistentes en la descalificación moral porque esperan que nos creamos merecedores del castigo: recortes salariales, privatizaciones de servicios, eliminación del gasto social, pérdida de derechos laborales que costaron generaciones conseguir… Tenemos que sentirnos culpables y aceptar que hemos sido malos. Pues no. Pongámoslo en negrita para que se vea mejor: deuda de la banca privada que vamos a pagar a escote.

Dos: Los rescates no funcionan. Grecia es la muestra. El gobierno socialista no hace más que aceptar condiciones que estrangulan más y más su economía y los griegos no salen del agujero. Lo ve cualquiera, pero qué hace Europa. ¡Ay, Europa! Como una sanguijuela no ha curado pongamos más, a ver si hace efecto. Segundo rescate. Estrujemos más a los griegos. No sé, pero me parece que a los islandeses –que se plantaron y se negaron a pagar- se les ve más tranquilos.

Algunas civilizaciones antiguas ofrecían sacrificios humanos a los dioses para aplacar su ira. Ante lo inexplicable, ante lo misterioso e incontrolado, las sociedades arcaicas mataban a algunos miembros de su comunidad con la esperanza de que la suerte cambiara a mejor. Eso nunca ocurría, claro. O no como consecuencia del asesinato consentido, pero la maniobra era claramente beneficiosa para la perpetuación del sistema. Efectuada la ofrenda, todo se mantenía igual.

Esto suena parecido. La supervivencia del sistema nos a costar la vida. Los mercados y las personas que los conforman tienen un interés claro y confeso: ganar más y más dinero sin hacer otra cosa que manejar el que ya tienen. Porque no producen nada. Sólo especulan para su propio interés. Nos sacrificamos todos para que puedan jugar con su monopoly gigante (ahora retiro de aquí y pongo allí y en esta casilla impido el paso).

Me niego. Los mercados no son Dios, ni las agencias de calificación de riesgos son el oráculo de Delfos. Son organismos interesados que marcan las cartas y cambian las reglas del juego en mitad de la partida ¿Y los gobiernos de qué parte juegan? Eso sí que lo muestra la tele. Hay muchas películas en las que aparecen súbditos de monarcas absolutos con tal devoción por su rey que le deseaban larga vida hasta cuando los enviaba al cadalso. Así era en el Antiguo Régimen: la voluntad del intocable rey no se discutía. Hasta que la Revolución francesa demostró que los reyes también tienen cuello y la guillotina los sesga con la misma facilidad que el resto.

Igual necesitamos una guillotina para la banca y el sistema financiero.

1 comentario:

  1. zurekin erabat ados. Moztu diezaiegun lepoa bankero lepo luze horiei!. Iraultza hastea izaten da zailena, ordea.

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