lunes, 23 de noviembre de 2009

Por dinero

Yo trabajo por dinero. No hago cualquier cosa por el sueldo pero lo que hago de ocho a cinco, de lunes a viernes, lo hago por la pasta. Si no necesitara vender mi tiempo lo dedicaría a hacer aquello que me gusta y no tiene precio. Por ejemplo: escribiría todos los días en este blog, dormiría más, bailaría hasta aburrirme, comería con mis amigos a menudo...

Leo las declaraciones de un "coach" que ha publicado un libro con consejos para emprendedores -va por la 6ª edición-. Dice que no hay que trabajar por dinero. "¿Si la empresa no te pagara dejarías de trabajar? Si la respuesta es que sí, tienes un problema". Me irrita la hipocresía. Sin duda, lo que quiere es asegurarse clientela. Si tienes un problema, necesitas ayuda. Justo la que él vende.

Pienso en cuanta gente de mi entorno seguiría madrugando y aguantando al jefe por gusto a lo que hace, sin más aliciente. He encontrado sólo a una persona. Le aterran las vacaciones. Alarga la jornada laboral todo lo que puede. Nunca ve el momento de irse a casa. No le importa el sueldo. Y es sólo por una razón: una depresión nunca superada que tapa estando ocupada. No es para nada feliz. A mí me produce lástima.

Leo también las conclusiones de un estudio realizado con prejubilados de un país nórdico. Es curiosa la figura del prejubilado. No está en la edad de dejar de producir pero le obligan. Le expulsan del mercado laboral con 55 ó 60 años, despreciando su conocimiento. Le pagan para que se retire -aunque no quiera- y esperan que se dedique a consumir ocio. ¿Qué dice el estudio? Que una vez acostumbrados a la nueva situación los prejubilados son más felices y se sienten rejuvenecidos; "hasta 10 años más jóvenes que cuando trabajaban".

Me encantaría saber lo que opina el espabilado "coach" sobre esa encuesta.

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