domingo, 17 de octubre de 2010

Los 33 mineros y la felicidad

Fueron sacados de uno a uno. Los 33 hombres que desde el 5 de agosto compartían encierro salían de la cápsula que los devolvía a la superficie, y a la vida, y todo el mundo se contagiaba de su felicidad. El mayor, 63 años, es hijo, nieto y hermano de mineros y lleva desde los 12 en el tajo. El menor, con sólo 19, había pisado por primera vez un yacimiento.

Los medios de comunicación de todo el mundo han cubierto la noticia en directo, especialmente cuando se acercaba la fecha del rescate. Ha habido entrevistas con familiares, fotos y retratos sicológicos ofrecidos por sus allegados y declaraciones o extractos de cartas que los mineros hacían llegar al mundo exterior.

Se repetían las caras curtidas, envejecidas por el esfuerzo de “ganarse el pan" en condiciones penosas, y los mensajes de rectificar o cambiar según qué actitudes si la vida les daba esa segunda oportunidad.

“Jamás me había dicho que me amaba y ahora, sí" - confesaba la mujer de uno. (¿Por qué tardamos tanto en expresar el amor?). “Cuando salga me hago panadero” declaraba otro de los encerrados. "Quiero estar libre, quiero ver el sol" era el deseo de otro de los mineros. Y al salir, un ejemplo de sensatez: "Que esto no se repita". Porque claro, salvamos a 33 pero ¿qué es de todos los demás mineros que trabajan en condiciones de seguridad insuficientes?

Ya están a la luz del sol. Ya pueden abrazar a los que aman. Ahora la felicidad, tan resbaladiza, se desplaza a otro lugar. La fama. El dinero. Según La Tercera han creado una asociación comercial, -con fines lucrativos para entendernos-, y han firmado un pacto ante notario para repartirse los ingresos de sus apariciones en prensa. El mismo periódico informa de una Asociación Chilena de la Seguridad que, con un experto en oratoria a la cabeza, les ha dado un curso intensivo sobre cómo comportarse ante los medios. Parece que a partir de ahora se van a preocupar por sus derechos de imagen más que por los derechos laborales. ! Miedo me da pensar en qué pueden convertirse los 33 de la mina!

A veces, la felicidad económica de algunos es un tormento para otros. Me pregunto si hablarán de ello esta próxima semana en Madrid donde se celebra el Primer Congreso de la Felicidad promovido por el -atentos al nombre- Instituto Coca-Cola de la Felicidad. Debe ser que "la chispa de la vida" también está en crisis y necesita una buena dosis de marketing.

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