viernes, 24 de diciembre de 2010

Cuento de Navidad

El espíritu navideño tiene un punto ñoño que puede irritar, pero nadie es inmune. Poco o mucho, a todo el mundo le toca la fibra algo, aunque sólo sea un detalle, de la Navidad.

En mi caso hay una película -recuerdo de los atracones de tele en las vacaciones navideñas de mi infancia- que me hace llorar siempre, siempre, siempre. Hablo de "!Qué bello es vivir!" de Frank Capra. Me sé de memoria la historia del buenazo de George, que se ha pasado la vida aparcando sus sueños para ayudar a los demás y, desesperado por una jugarreta del destino, está a punto de suicidarse cuando su ángel de la guarda le hace ver lo importante que ha sido su existencia para mucha gente. La misma que acude en masa a ayudarle en esta escena final.

Quien no se emocione es que no es humano...

Pues bien, igual de emocionante me ha parecido esta historia real, la del joven catalán Albert Casals que recorre el mundo sin dinero, y sin que la silla de ruedas a la que vive atado le frene. Admirable.

2 comentarios:

  1. Mira que yo me acuerdo, muy de lejos, eso sí, de cuando Chencho se pierde en el mercado de navidad de Madrid ;-)

    Anyway, merry christmas and a happy new year

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  2. Esa también la he visto, pero no me gusta ni la mitad que la otra.
    Zorionak!

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