miércoles, 8 de diciembre de 2010

Julian Assange, el azote de los poderosos

Nada preocupa más a un mentiroso que ser pillado en renuncio. Si montas toda una guerra, pongamos el caso, sobre la existencia de armas de destrucción masiva que van a ser utilizadas contra la población y tú, paladín de los indefensos, estás dispuesto a todo con tal de impedirlo, no gusta que alguien venga y niegue la mayor: no hay armas, no hay amenaza, no hay motivo para atacar a nadie; aparte de las ganas de dominación.

Nada enfada más a un tirano que la rebelión de los, para él, insignificantes. Tantos años, tanto trabajo de propaganda, tanto discurso sobre la libertad de prensa para que nos creamos que vivimos en el mejor mundo posible y viene un ex-hacker y editor a fastidiar el invento. WikiLeaks ha puesto en evidencia la doble moral de la política. Entre tanto cable filtrado relucen claramente al descubierto las vergüenzas del imperio. El sentido común ya señalaba algunas sombras -el caso Couso sin ir más lejos-. WikiLeaks pone las pruebas.

“La verdad siempre vencerá” es el romántico título del texto que Assange firma en The Australian. Y a mí me emociona su fé. Es cierto que la verdad se acaba sabiendo. Nunca, ni en los peores exterminios, llegan a matar a todos, todos, y alguno siempre acaba contando. Pero muchas veces se sabe tarde. Cuando ya no hay remedio.

Los poderosos ofendidos han puesto precio a la cabeza del portavoz. No hay que tomárselo a broma. De momento, Julian Assange está detenido en Londres, en cumplimiento de una orden europea de detención internacional emitida desde Suecia, acusado de delitos de agresión sexual.

Bien, quiero ver cómo “El País” y el resto de medios internacionales que se han beneficiado, de primera mano, del trabajo de WikiLeaks se posiciona acaloradamente a favor de Assange. Y que no vengan en sus editoriales con sutilezas diferenciadoras entre el Assange fuente de información y el Assange acusado de delitos sexuales, porque todos sabemos de qué va esto.

No seré yo quién menosprecie ninguna acusación de violación, pero es que cuando entras a leer el relato de lo sucedido, ofrecido por las mujeres acusadoras de Suecia, no das crédito. El delito parece ser no haber usado condón en relaciones consentidas. ¿Desde cuándo el uso del preservativo es responsabilidad de una sola de las partes?

Es imposible dejar de pensar que todo es una burda excusa para matar al mensajero y lo de matar es realmente significativo cuando voces públicas en los EEUU han solicitado que Assange sea eliminado. Si matan a Assange, si callan WikiLeaks, nos vamos a morir todos, un poquito más.

Como dicen algunos lectores en las entradas de The Australian: “We’re with you Julian” (http://freeassange.org/es). Recogida de firmas en defensa de WikiLeaks http://www.avaaz.org/es/wikileaks_petition/97.php

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