viernes, 1 de mayo de 2015

Me gusta ser una ... turista

Creo que hoy, 1 de mayo, es el mejor día para hablar de vacaciones, ya que las vacaciones pagadas para los trabajadores son -además de un indicador de la salud de los derechos laborales de una sociedad- el punto de apoyo sobre el que se desarrolla el turismo.

Parece que lo hemos olvidado, pero hasta hace unas décadas aquí sólo viajaban los ricos. Si hacemos un repaso a los países que visitaron nuestros padres, los que hemos visitado nosotros y los que han visitado nuestros hijos queda claro el cambio. La respuesta a la pregunta: ¿a qué edad te subiste por primera vez a un avión? da muchas pistas.

Todo esto es para contar que he tenido vacaciones, he estado de viaje y me he percatado, una vez más, de lo mucho que me gusta ser turista. Al contrario de alguna gente cercana a mí que se avergüenza si le descubren como integrante de una excursión de "guiris", yo tengo asumido que todos somos "guiris" para otros y no me parece deshonroso hacer turismo. Es la forma que tengo para saciar -aunque sea superficialmente- mi curiosidad sobre otros lugares y realidades.

Así que en abril he sido turista y, como tantas otras veces, he sido feliz.

La sorpresa ha sido descubrir el desdén y superioridad con que algunos trabajadores de la industria del turismo tratan a los "nuevos" turistas - o sea, a la gente como yo, con limitaciones de tiempo y dinero para viajar-. Al parecer, antes -del inicio de los vuelos baratos, del turismo de masas, de la "crisis"- todo era mejor. Según mi informante (un guía italiano cercano a la jubilación y con mucha jeta, puestos a decirlo todo) "antes" un turista se gastaba 3.000 euros en unas vacaciones y ahora por esa misma cantidad pretende hacer 3 viajes de 1.000 euros cada uno. !Inaudito!

Que el grupo de italianos y alemanes que custodiaba no era de su agrado se notaba, podéis creerme. Su baja consideración para con los viajeros con un ajustado poder adquisitivo me recordó a esos trabajadores que nunca hacen huelga, ni apoyan ninguna reivindicación laboral, ni siquiera asisten a asambleas, porque se creen que la cosa no va con ellos. Pasan como levitando para no enfrentarse a la realidad: sólo hace un siglo que llevamos zapatos y en muchos lugares la mayoría aún camina descalzo.

Según datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT), dependiente de Naciones Unidas, en 2014 hubo 1.138 millones de turistas internacionales que traspasaronn alguna frontera. En 1950 fueron 22 millones. En mi opinión, es un indicador de bienestar.


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