lunes, 9 de mayo de 2011

La democracia está desnuda

Y no hay ningún niño inocente que se lo suelte a la cara, como al rey del cuento.

En estos días, todo un señor nobel de la Paz defiende la venganza política, el asesinato extrajudicial –podían habérselo cargado igual, tras el juicio; en EEUU está vigente la pena de muerte- y de colofón, justifica la tortura.

¡Qué miedo y qué horror! ¡Y qué asco!

Lo último en manipulación es sacar vídeos caseros del enemigo. Demostrar su pequeñez: ¡se teñía las canas! Creen que somos idiotas. Que pueden convertir la muerte en espectáculo a distancia y no nos vamos a dar cuenta. De hecho, ya hay disponible un videojuego donde puedes ser soldado de las SEAL, el comando de élite que ejecutó la operación. Al mismo tiempo, haremos jornadas de expertos para discutir cómo proteger a los niños de la violencia de la televisión ¿Y la bárbara realidad? ¿Cómo nos defendemos de quien marca la línea entre el bien y el mal?

Hemos crecido viendo linchamientos en las pelís del Oeste, guerras de Cruzadas, brujas autoinculpadas bajo tormento. Historias de la Historia. Pero resulta que están aquí mismo, al otro lado de la pantalla.

Un voto, sólo uno, puede decidir sobre los derechos “democráticos” de miles de personas. Como quien deshoja una margarita. Tú terrorista, tú no, tú ya veremos…

Y nos dicen que todo lo hacen por nuestro bien. (La excusa del padre maltratador que golpea a su hijo. “Me duele más a mí”). Es para que estemos más seguros. Y de paso, para que aprendamos de una vez, si no lo hemos hecho ya en la escuela y en el trabajo…, que el más fuerte siempre gana y además, tiene razón.

No quieren que veamos que el rey está desnudo. El miedo funciona como pegamento invisible y de contacto; así, todos acojonados, adoramos la monarquía.

Indignarnos no es suficiente. ¡Viva la república!

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