domingo, 22 de mayo de 2011

Los votos nulos no van al Sol

No estoy en Sol ni en las redes sociales. Estos días estoy a mi rollo, que ya me tocaba pararme, pero eso no quiere decir que no lea y no me entere.

Me gusta mucho la música del movimiento Democracia Real Ya. Es cautivadora. Un canto a la responsabilidad individual, a la soberanía popular, a la ilusión de una sociedad más justa... Me cuentan los que han estado -eskerrik asko Jabi- que el grado de civismo y compañerismo en las asambleas es ejemplar. Emocionante como catarsis colectiva. Estupendo material para hacer buenos reportajes.

Pero a la melodía habrá que ponerle letra. Esta explosión popular de indignación y de deseo de cambio habrá que concretarla y no me arriesgo nada si digo que ahí empezarán los problemas. La escritora Belén Gopegui ofrece en Rebelión.org un ejemplo muy interesante de lo contradictorio que puede ser un movimiento tan "abierto". Resulta que había en la plaza del Km 0 una pancarta que decía "la revolución será feminista o no será" y "alguien" la arrancó entre los aplausos de "otros alguienes".

Es evidente que los procesos de cambio los impulsan las personas que están en situación de desventaja, pero ni las desigualdades marcan de la misma manera a todos ni las soluciones son únicas. Entre los "desfavorecidos" también hay diferentes sensibilidades. Cuidado con las simplificaciones.

En mi opinión, el mayor error es considerar que no votando se fastidia a los grandes partidos, a los mercados, y los responsables de la crisis. Mientras se mantengan en el poder todo lo demás les da la risa.

Bienvenida sea la ola de indignación si sirve para concienciar pero no nos engañemos: los votos nulos y blancos no van al Sol, van directamente a la basura.

Igual es que en Euskadi es diferente y aquí la indignación sí tiene opciones... Yo, desde luego, voy a votar y !qué a gusto me voy a quedar después!

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