Cuando era una alumna
de liceo estudié francés. Tuvimos una profesora muy vieja y muy joven a la vez
(tenía muchos años y un espíritu totalmente infantil) que defendía que cantar
es una manera estupenda de aprender un idioma. Y así pude conocer temas preciosos como La mauvaise reputation
de Georges Brassens o La métèque
de Georges Moustaki . Y también la más
desoladora canción de amor nunca escrita: Ne me quitte pas de Jacques Brel.
Déjame convertirme en la sombra de tu sombra,
en la sombra de tu mano, en la sombra de tu perro. No me abandones.
Súplica
desgarradora, romántica y tóxica.
Es muy fácil atormentarse
por el desamor, pero cuando se acaba se acaba. No es necesario mentir. Acéptalo y sigue adelante, como dice Alaska.
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